"Cuando un hombre sabe, con
cada fibra de su ser y en cada momento del tiempo, que todo lo que él es --su
amor y su sacrificio más elevado, su fé y su ofrenda mayor-- es la Realidad en
él, y que separado de eso no tiene existencia, entonces encontrará en sí mismo
un instrumento de conocimiento con el cual podrá descubrir todo acerca de sí.
Porque la Verdad Divina está dentro de la naturaleza del hombre; no es extraña
para él, más bien es siempre, la compañera de sus sueños."
C. Jinarajadasa
Como sencillo homenaje a
nuestro querido mentor, Curuppumullage Jinarajadasa (1877-1953), ofrecemos aquí
algunos datos biográficos sobre su vida, pero mayormente haremos énfasis en su
pensamiento y en sus quilates como ser humano.
La medida de un hombre no
está en su fecha de nacimiento, ni en el país donde nació, ni en la raza a la
cual perteneció, sino a lo que pensó, a lo que sintió y a lo que hizo durante su
vida. Por eso, cuando mencionamos a Jinarajadasa tenemos que hablar de su obra
filosófica, de su sensibilidad artística, y de su compasión.
C. Jinarajadasa nació el
16 de diciembre de 1875 en el sur de la India, pero su educación y cultura en
general fue adquirida en países occidentales. A la temprana edad de 13 años, sus
padres lo enviaron a Inglaterra con un eminente teósofo, C. W. Leadbeater, quien
también se haría cargo de la educación de otro joven, Denny Sinnet, hijo del
renombrado periodista A. P. Sinnett, editor del diario de la India The
Pioneer.
Bajo la tutela de
Leadbeater, el joven Jinarajadasa comenzó la educación que habría de servirle en
su futuro trabajo por la Sociedad Teosófica. Aprendió varios idiomas, además de
su lengua materna, entre ellos, inglés, francés, italiano y español.
El viaje del adolescente
Jinarajadasa a Londres fue el comienzo de una asociación con la Sociedad
Teosófica que duró cerca de 64 años. En 1946, fue elegido presidente
internacional de la Sociedad Teosófica de la India, y estuvo en ese cargo hasta
su muerte en 1953.
El hermano "Raja", como le
llamaban cariñosamente, era un orador que inspiraba a sus oyentes. Su entusiasmo
y su alegría de vivir se veían reflejados en su palabra y en sus obras
literarias, como también su profundo conocimiento, su amor por las artes, y su
intensa devoción por la Teosofía.
Revisemos ahora su obra
literaria, penetremos en la honda sabiduría diseminada en sus libros, y
pongámonos en contacto con su pensamiento.
De su obra Cristo y
Buda citaremos la promesa que hacen los aspirantes antes de tomar refugio en
el Budismo (promesa que debería requerírsele a todos los ciudadanos de
esta gran nación).
1) Prometo no lastimar ni
matar a ninguna criatura viviente.
2) Prometo no apropiarme de nada que no me haya sido dado.
3) Prometo mantener limpios mis acciones y pensamientos.
4) Prometo no decir falsedades.
5) Prometo no beber, ni fumar, ni tomar drogas intoxicantes.
También en el libro
Cristo y Buda, Jinarajadasa menciona un episodio de su vida donde tuvo la
visión de un niño en el plano astral que le hablaba de su vida física como un
sueño, diciéndole que en ese momento de su vida física Jinarajadasa "estaba
soñando", como queriéndole decir que la vida física, si se contempla desde el
plano astral, es sólo un sueño en el que hay que respirar, comer y bañarse.
El hermano Raja
(Jinarajadasa) en su libro Va a Ser, explica que en el mundo hay dos
clases de realidades: una en la que se percibe toda la fealdad y la miseria que
hay entre los hombres, y la otra la que habrá después que la humanidad haya
aprendido a comportarse sabia y compasivamente. Este es el plan que Dios tiene
para los hombres. Esto es conocido entre los teósofos como "el mundo
arquetípico". Este mundo fue nombrado así por los platonistas, cuando dijeron
que el mundo visible era una expresión del mundo invisible.
Este mundo invisible está
constantemente influenciando el mundo visible para irlo perfeccionando
gradualmente, y esto es lo que se conoce como la "Ley de Evolución". Por eso es
que la ciencia materialista jamás puede descubrir los más íntimos misterios de
la creación, porque estos misterios se encuentran en los mundos invisibles.
El nuevo sendero que pocos
han descubierto es el sendero del arte. El poeta, el pintor, el escultor, el
músico, o quienes practican la danza, etc., están demostrando con su arte la
perfección del futuro, recibiendo ráfagas de otros mundos, la otra realidad que
la mayoría no puede todavía percibir. Este conmocimiento vendrá cuando seamos
artistas. En cada uno de nosotros existe un artista que espera su oportunidad
para revelarse, porque Dios vive en nosotros y Él es el Supremo Artista. Si en
algún pensamiento, sentimiento o acción podemos lograr un pensamiento perfecto,
un perfecto sentimiento, o una perfecta acción, nos hemos convertido en
artistas. Tratar de ser perfecto en pensamiento, palabra y acción es lo que nos
conduce, escalón tras escalón, hacia el pináculo de la Escala de Oro desde donde
divisamos "la luz que nunca ha dado ni en la tierra ni en el mar".
Hay una virtud que si la
practicamos nos ayudaría inmensamente a alcanzar la meta espiritual, y esa
virtud es tener un sentido de nobleza y heroísmo, ya que esto es una parte
inseparable de nuestra naturaleza superior. El autosacrificio es la corriente
natural de nuestro ego inmortal, esta corriente natural eliminará del alma las
tendencias primitivas de nuestra naturaleza inferior, como el egoísmo y la
cobardía, pero recuerden que las inmortales corrientes de la vida virtuosa están
siempre fluyendo en los repliegues más profundos y algún día surgirán de nuevo a
la superficie.
Bienaventurado es el
hombre que se ha encontrado a alguien, a un Maestro, a un Ser divino que le
revela a los que pueden ver la real naturaleza del alma humana y que le recuerde
las corrientes divinas que fluyen en su profundo interior. Este fue el legado
que nos dejó nuestro querido mentor, Jinarajadasa, en sus palabras, en sus
obras, y en su pensamiento vivo, reflejado en su elevada filosofía.
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